viernes, 20 de noviembre de 2009

Noise

Make some noise
Here and now
Noise
To the world, noise
All the things you believe in, noise
Let me hear you, noise…






Un concierto más que se terminaba, y una vez más regresaban al apartamento muy satisfechos. Cada vez que salían al escenario sentían como las fans vibraban con cada canción que ellos cantaban, coreando los coros, gritando emocionadas cuando les prometían una más.

Esa noche le costó cantar la canción del final. Estaba muy nervioso porque sabía lo que iba a venir a continuación una vez estuviera en su habitación solo. Como ya iba siendo una costumbre en los últimos meses, se metería en la cama a esperar. Cerraría los ojos y escucharía como su hermano entraba sigilosamente en su habitación, se acostaba en la cama a su lado y le hacía el amor bajo las sábanas.

Llevaban unos meses de incestuosa relación, pero no les importaba nada. Se amaban, no podían ni querían evitarlo. Pero a él aún le seguía costando….

Eso de estar a escasos metros de las habitaciones de sus compañeros, pensar que si se le escapaba un grito sería escuchado…. Por eso iba con mucho cuidado, cada vez que sentía que iba a llegar al orgasmo se mordía los labios gimiendo solo por lo bajo.

Y eso era lo que desesperaba a su hermano. Creía que con él no disfrutaba, que no sentía nada de placer al verle tan concentrado pensando solo en no ser escuchado. Le suplicaba una y otra vez que se dejara llevar, que hiciera algún ruido solo para él…

Y esa noche sería igual. Irían directos al apartamento y su hermano querría que gritara solo para él…




-Vamos Bill, muévete.

La voz de Gustav le sacó de sus tormentosos pensamientos. Estaba parado en mitad de la puerta mientras esperaban a que llegara el coche que les iba a llevar a casa y sus compañeros estaban detrás de él esperando a que se moviera de una vez.

Carraspeó y subiéndose el cuello de la cazadora salió al exterior. Un grupo de fans les esperaban para ser fotografiadas con ellos o conseguir su autógrafo como recuerdo.

Les dedicaron unos minutos sonriendo cada vez más satisfechos. Fueran donde fueran levantaban pasiones y atendían encantados a sus miles de fans.

David les dejó estar con ellas 15 minutos. Al día siguiente tenían una sesión de fotos y les quería descansados para no salir con ojeras. Tras mirar su reloj les pidió amablemente que se metieran en el coche para disgusto de las fans, que querían que se quedasen un minuto más.

Se despidieron de ellas y tras coger los regalos que les habían dado se metieron en el coche sonriendo. La mayoría de ellos eran cartas y peluches que tras seleccionar y quedarse con los que más les gustaban, donarían el resto a una ONG infantil con la que colaboraban desde que se hicieron famosos.







Dos horas después ya estaban en la cocina del apartamento tomando un vaso de leche caliente y comiendo algunos dulces.

-Si sigo así, mañana saldré gordo en todas las fotos-bromeó Bill tras su cuarta magdalena.

Tom le guiñó un ojo como contestación. Su hermano no estaba para nada gordo, él le veía sexy se pusiera lo que se pusiera…más si no se ponía nada…

-Pues entonces a la cama-dijo Gustav como si nada.

Bill se atragantó al escucharle. Empezó a toser y se puso de pie en busca de un vaso de agua que se bebió con los ojos llenos de lágrimas.

-¿He dicho algo malo?-preguntó Gustav mirando al guitarrista.

-Nada, es que Bill no sabe comer despacio-contestó Tom, haciendo que su hermano se atragantara de nuevo.

Sonrió sin poder evitarlo. Cada noche que le hacía el amor a su hermano, le veía la prisa por terminar en sus ojos velados. Como no paraba de acariciarle hasta excitarle y una vez en su cuerpo se movía con apremio para que se derramase dentro y poder terminar así con su silenciosa tortura.




Y esa noche fue igual. Tras despedirse de sus compañeros hasta el día siguiente, cada uno entró en su habitación. Tras acomodarse sus trenzas mirándose en el espejo, Tom sonrió sin poder evitarlo. Se estaba volviendo muy coqueto…

Dejó de mirarse al espejo y cogió el móvil ara ver que hora era. Su hermano ya llevaba 15 minutos esperándole medio desnudo en su cama, y él no quería que se le durmiera. El día había sido largo y agotador, pero reuniría las fuerzas necesarias para poder hacerle una vez más el amor.

Salió de su habitación con sigilo, a sus amigos no les extrañaría que entrara en la de su hermano aunque fuera a altas horas de la madrugada. Sabían que estaban muy unidos…aunque no sabían hasta donde…

Caminó descalzo por el pasillo y se coló en la habitación de su hermano. Se apoyó en la puerta cerrándola con la espalda, escuchándole suspirar en la cama. Camino de ella se deshizo de los boxers que llevaba y no tuvo más que levantar una esquina de la sábana y sentir el calor que despedía su hermano.

Se acostó a su lado, abrazándole por la espalda, dejando la cabeza en su hombro apoyada y suspirando contra su cuello.

-Te he echado de menos-susurró suspirando de nuevo.

Le sintió girarse al momento, sonriéndole mientras le atraía a su cuerpo. Antes de que pudiera decir nada, sus labios se vieron apoderados de los de su hermano y solo pudo gemir contra ellos al sentir sus manos yendo más abajo.

Le siguió besando mientras rodaba por la cama y se acostaba sobre su cuerpo, entre las piernas alzadas de su hermano. Iba directo al grano, no quería perder tiempo porque estaba ya muy excitado…

Y con miedo, de ahí su urgencia.

Una de sus manos no paraba de masajearle la entrepierna mientras que alzaba las caderas y se frotaba contra la tela que aún les separaba. Bajó él mismo una de sus manos y cuando le sintió alzar más las caderas, tomó sus boxers y los deslizó por sus piernas.

Se los quitó gruñendo contra sus labios y sacando una mano por una esquina de las sábanas, los lanzó bien lejos. Sintió como su hermano se acomodaba mejor bajo su cuerpo, alzando las caderas de nuevo, rogándole que entrara y le hiciera sentir completo.

No se hizo de rogar, dirigió su erección hacia su entrada y con una suave embestida entró en su cálido cuerpo. Empezó a embestirle con suavidad, separando los labios para poder respirar, viendo como su hermano se mordía los suyos para atrapar así cualquier tímido gemido.

Se quedó quieto en su cuerpo, esperando a que abriera los ojos y le mirase. Pero su hermano se mantenía terco en sus treces. Con las manos le urgía que se moviera, llevándolas a sus nalgas y empujándole en ellas.

-Bill….espera…-jadeó Tom con esfuerzo.

Esperó hasta que al fin abrió los ojos y le miró, con el deseo brillando en ellos.

-Tom….por favor….-le suplicó Bill con un hilo de voz.

-No, así no….quiero que disfrutes….

-Ya lo hago….muévete, por favor…

Tom no pudo más que obedecerle, comenzando a embestirle nuevamente. Cada vez que llegaba a lo más profundo del cuerpo de su hermano, le veía contener el aliento para luego expulsarlo estremeciéndose.

Se sentía a punto de terminar, pero no podía hasta que su hermano lo hiciera con él. Bajó una mano y comenzó a acariciarle esa erección que sentía contra su estómago, pero…

-Déjalo, no importa-susurró Bill con esfuerzo.

-Si que importa. Quiero que me digas lo que quieres que te haga, escuchar de tus labios un grito…algo que me demuestre que te estoy dando placer y no….

Dejó la frase a medias de terminar, un solo pensamiento pasaba por su alocada mente…

“Y no que te estoy violando salvajemente”

Porque eso era lo que parecía. Su hermano mordiéndose los labios para no gritar y él gimiendo y jadeando por lo bien que se lo estaba pasando.

-Déjame oír tu voz-le suplicó.

Pero Bill negó con la cabeza. Alzó más las caderas e hizo que su hermano se derramara en su interior.

Jadeando por el esfuerzo, Tom se dejó caer sobre su agitado pecho. Cuando hubo recuperado el aliento, salió de su cuerpo y se le quedó mirando desde arriba. Suspiró al verle con los ojos cerrados y muy concentrado, esperando a que se le bajara esa erección que le había provocado.

Resopló resignado y levantando una mano le apartó un mechón de la cara.

-¿Has disfrutado?-preguntó muy preocupado.

Le vio asentir con la cabeza antes de pasarse la lengua por los labios y suspirar.

-Bill, esto se tiene que terminar-empezó a decir Tom my serio-Si te quedas callado, no sé si disfrutas de lo que te hago….

-Siento mucho placer-le cortó Bill de nuevo suspirando.

-¡Pues grita, joder!-estalló Tom sin poderse contener.

Esa vez fue él quien se mordió los labios. No quería gritarle así a su hermano, pero a veces le sacaba de quicio con sus remilgos. Se levantó de encima de él y salió de la cama. Anduvo desnudo por la habitación hasta que dio con sus boxers tirados en un rincón y se los puso con rapidez. Abrió la puerta de la habitación y salió sin decir nada.

Regresó a su cama y se tumbo de espaldas, maldiciendo por lo bajo. No le estaba pidiendo demasiado, solo que se dejara llevar…y disfrutara….






Cuando amaneció, seguía en la cama y sin haber podido dormir nada. Cogió el móvil y vio que solo eran las 8 de la mañana, pero aún así decidió levantarse y ducharse. Cuando bajó a la cocina, no se extrañó de ver a Gustav desayunando y también duchado.

-Buenos días-murmuró entre dientes.

-No lo parecen-dijo Gustav al escuchar su enfado-¿Pasa algo?

-Bill, es…tan complicado-estalló Tom sentándose a su lado.

-¿Os habéis peleado?-pregunto Gustav resoplando.

Tom pasó de contestarle. Si abría la boca podía decir algo que no debiera, como que su hermano se cortaba cada vez que tenía un orgasmo, que prefería quedarse a medias antes de que alguien le oyera….

-Haced las paces, no estéis de morros estos días que tenemos libres-le suplicó Gustav.

Tom le miró sin comprender hasta que se acordó. David había sido muy generoso de darles tres días libres tras el largo concierto de la noche anterior. ¡Genial! Tres días metidos en casa mirándose con el deseo brillando en los ojos, sintiendo ganas de tocarse y no poder hacerlo porque sus amigos estaban mirando….

-Mira, te propongo un plan-siguió diciendo Gustav-Esta tarde me llevó a Georg con cualquier excusa y tú y Bill podéis hablar con más tranquilidad.

¿Dejarles el apartamento para ellos dos solos? No pudo más que sonreír y asentir con la cabeza. Esa tarde vaya que si haría gritar a su hermano, hasta dejarlo afónico….

Pero su hermano tenía otros planes…




-¿Qué te vas de compras?-preguntó Tom a gritos.

Bill le miró y asintió en silencio. No le apetecía quedarse en casa tras lo ocurrido la noche anterior, se ducharía, se iría a ver tiendas y se relajaría teniendo la mente ocupada en otra cosa que no fuera su amado hermano.

-Gustav y Georg se van, tendremos el apartamento para los dos solos y podremos hacer todo el ruido que queramos-explicó Tom en voz baja.

-¿No se te habrá ocurrido pedírselo, así de directo?-preguntó Bill con miedo.

-No, Gustav cree que estamos enfadados y quiere que hagamos las paces sin nadie que nos moleste…. ¿las hacemos?-preguntó Tom alzando una ceja.

-Eres incorregible-murmuró Bill pasando por su lado.

-¿Eso es un sí o que demonios es?-gritó Tom ya desesperado.

Pero no obtuvo respuesta, su hermano había echado a correr escaleras arriba y él estaba hablando a la pared de enfrente. Solo le quedaba una salida…tomarle a la fuerza…bueno, casi. Podía esperar a que sus amigos se fueran y convencerle de la mejor de las maneras…

Pero… ¿y si sus amigos volvían pronto? Les podían pillar en medio de…y entonces su hermano no querría que le volviera a tocar nunca más. Nada, le quedaba inventarse un buen plan….




Esperó hasta la hora de comer. Estaban solos los tres, su hermano se excusó diciendo que tenía que ducharse antes y estaba encerrado en el baño.

-¿Y bien? ¿Lo vais a hacer?-preguntó Gustav una vez terminado de comer.

Casi se atragantó al escucharle. Dejó sobre la mesa el vaso que se había llevado a los labios y miró a su amigo limpiándose a una servilleta. ¿Hacer? ¿El qué?

-¿Haréis las paces?-aclaró Gustav, como si le hubiera leído el pensamiento.

-Me temo que Bill se va de compras-contestó Tom suspirando.

-Pues acompáñale, no dejes escapar esta oportunidad-le animó Gustav.

-Paso, se tira una hora para elegir un maldito cinturón-se negó Tom cruzándose de brazos.

-Déjalo, no insistas Gustav-intervino Georg-Los dos son igual de cabezotas, si no quieren hacer las paces allá ellos.

-Es verdad-asintió Gustav-Os dejamos el apartamento dos horas, os podéis matar si queréis, allá vosotros.

Se pusieron en marcha dispuestos a salir, pero Tom les detuvo. Se le acababa de pasar una descabellada idea por la cabeza.

-Chicos, por favor esperad-les suplicó.

Georg y Gustav se volvieron dispuesto a escuchar, el tono empleado por su amigo era de verdadera angustia.

-Si os cuento lo que nos pasa, prometedme que no le diréis a Bill ni una palabra-les exigió Tom ya desesperado.

Vio como sus amigos asentían y cogiendo aire se dispuso a contarles una gran mentira…o media…

-Soy gay-dijo sin aliento.

-¿Qué eres…qué?-gritó Georg sin poderlo evitar.

Gustav se apresuró a darle un codazo para que se callara.

-Ese es mi gran secreto. Bill no lo sabe y no sé como decírselo-siguió mintiendo Tom-El caso es que prefiero que se vaya de compras ahora y aprovechar estas dos horas para….bueno, para verme con alguien.

-Claro, lo comprendemos-murmuró Georg.

-¿Por eso os habéis peleado?-preguntó Gustav.

-Bill sabe que me pasa algo que no le quiero contar, ya sabéis como se pone de pesado a veces. Por eso discutimos todo el rato, solo necesito tiempo y cuando halle las palabras necesarias le contaré todo lo que quiera saber.

-No te preocupes, no diremos nada-dijo Gustav con firmeza.

Georg asintió y viendo que no había nada más que decir, salieron del apartamento deseándole suerte a su compañero.

-La voy a necesitar-murmuró Tom cerrando la puerta de la calle.

Echó a correr escaleras arriba a tiempo de ver como su hermano salía del baño tras haberse duchado. Solo llevaba una minúscula toalla ajustada a su estrecha cintura y no se lo pensó dos veces. Corrió más deprisa y antes de que le cerrara la puerta en las narices ya le estaba cogiendo por las caderas dejando caer la toalla.

-¡Tom! ¿Qué demonios te pasa?-susurró Bill mirando la puerta de su habitación abierta.

-Los chicos se han ido y tú….tú me debes un grito-murmuró Tom muy serio.

Vio que su hermano se negaba en rotundo, pero se encogió de hombros y poniendo un pie tras el de su hermano le hizo la zancadilla, cogiéndole por la cintura para que no se golpeara al caer al suelo.

-Auch!!!-gimió Bill cuando se vio tirado en el suelo.

Tom se movió con rapidez, se tumbó encima de él y sus manos ya cogieron su entrepierna, comenzando a masajeársela con rapidez antes de que su hermano pudiera pensar con claridad.

-Tom….no, para….no me apetece…-protestaba Bill sin dejar de retorcerse.

Pero Tom no paró. Su cuerpo reaccionaba como él esperaba y bajando por él llegó a su estómago, que besó dando pequeñas lamidas antes de ir más abajo y separando los labios empezó a lamer el miembro de su hermano.

Eso le terminó de convencer. Le sintió ponerse tenso unos segundos, soltar el aire retenido en un hondo gemido y poco a poco comenzar a jadear. Empezó a succionar con más fuerza hasta que los jadeos de su hermano se transformaron en pequeños gritos que fueron subiendo de tono cada vez más.

Sin soltar su presa, llevó sus manos a sus pantalones y desabrochó hasta sacar esa erección que se apretaba contra la dura tela. Se acomodó mejor entre las piernas de su hermano y solo entonces separó lo labios para alzarle las caderas y entrar en su cuerpo con una fuerte embestida.

Allí fue cuando su hermano gritó de verdad. No se lo esperaba, estaba perdido en las oleadas de placer que le recorrían por dentro. Alzó más las caderas y sabiendo que no había nadie más en el apartamento, se dejó llevar.

Separó los labios y sus gemidos fueron sustituidos por gritos que lanzaba cada vez que sentía como su hermano entraba de nuevo en su tembloroso cuerpo. Abrió los ojos, que no supo cuando había cerrado, y vio la amplia sonrisa de satisfacción que lucía su hermano.

-Eso es….haz ruido para mi…déjame oír tu voz…-susurraba Tom con cada embestida.

Bill sonrió y gritó todo lo que pudo cuando le sintió derramarse en su interior, haciendo él lo propio contra el estómago de su hermano cuando por fin alcanzó su deseado orgasmo.

Tom rió con ganas y se dejó caer sobre el agitado pecho de su hermano, tratando de recuperar el aliento mientras que le escuchaba gemir todavía en voz alta….






-Vamos, que nos van a pillar-susurró Gustav.

Georg asintió y se dio prisa. Se había dejado olvidadas las gafas de sol en la cocina y habían tenido que regresar al apartamento. Nada más entrar por la puerta un grito les llamó la atención. Se miraron y sonrieron, Tom ya estaba con su visita especial.

Se dieron prisa en coger lo que habían venido a buscar y salieron pitando del apartamento.

-Vaya con Tom, ¡quién lo iba a decir!-dijo Georg riendo una vez en la calle-¿Con quien crees que estará?

-El caso es…-empezó a decir Gustav arrugando la frente-Que me suena la voz del otro chico…pero no sé de que…

Georg se encogió de hombros y siguieron caminando como si nada, ajenos a los ruidos que se escuchaban en su apartamento….







Tokio´s Life

lunes, 9 de noviembre de 2009

El extraño bis a bis entre la rubia de Tokio Hotel y Bill Kaulitz


Pasaron 20 minutos en el asiento trasero de un coche tras los MTV Europeos








Bill Kauitz (20), líder de la banda Tokio Hotel, protagonizó un extraño bis a bis con una chica rubia tras su participación en los MTV European Music Awards de Berlín, donde consiguieron el premio a Mejor Grupo. ¿Qué ocurrió en realidad?

Según informa el diario ‘Bild’, cuando la gala terminó, la mayor parte de los premiados y los asistentes iniciaron su éxodo hacia el aeropuerto de Tempelhof. Menos Bill Kaulitz, de Tokio Hotel. Bien entrada la noche, pudo verse a la estrella alemana irse directamente al asiento trasero de un coche oficial de la gala junto a una hermosa rubia. El encuentro duró unos 20 minutos.

Tras ello, Bill Kaulitz apareció sin maquillaje pero con el pelo perfectamente peinado. ¿Qué pasó? Pues que el líder de Tokio Hotel se puso en las manos de la esteticista oficial del grupo para acudir arreglado a la fiesta de después de la gala.

Ella se llama Natalie Franz, tiene 33 años y es ucraniana. Esta ex modelo es una de las grandes responsables de la estética de Tokio Hotel. Bill Kaulitz, que últimamente se vio salpicado por rumores sobre su anorexia, la llama “mi mejor amiga”.