domingo, 11 de marzo de 2012

Missing you, Tom Kaulitz....



Espero que puedas ver el video Ritsuka Kaoru!!!

miércoles, 26 de mayo de 2010

Room of angel








Ni yo misma se porque llegue a pensar en un one asi, luego me puse a escuchar la cancion del mismo titulo y ya no pude contemerme a escribirlo...


Género: drama , tragedia

Advertencias: violacion, muerte de dos personajes




Resumen (si se puede llamar asi):

El amor que nunca me diste, yo te lo doy aunque realmente no lo mereces. Siempre fuiste tú a quien desprecié y no siento lo suficiente por ti como para llorar.







Yaces silencioso ante mí, tus lágrimas, no significan nada para mí. Afuera el viento gritando en la ventana, las ramas golpean la ventana arañando el cristal, como si quieran impedirme que termine mi vida con este trágico final.

Pero…no puedo detenerme. El amor me lo impide. El amor que nunca me diste, yo te lo doy aunque realmente no lo mereces. Siempre fuiste tú a quien desprecié y no siento lo suficiente por ti como para llorar.

Dejaste de ser mi hermano la primera noche que te colaste en mi habitación, que levantaste las sabanas y te metiste bajo ellas susurrándome que tenías frío y querías entrar en calor. No me asusté, no era la primera vez que dormíamos juntos aunque esa noche fue distinta a las demás. Me abrazaste por al espalda, apoyaste la cara en mi hombro y me preguntaste si estaba despierto.

Asentí con los ojos cerrados, estaba a punto de entrar caer en dormido pero al sentirte a mi lado me desvelaste, pero no te lo dije. Eras mi hermano, te perdonaba siempre todo…o casi todo…

Poco a poco mi cuerpo se puso tenso al sentir como tus manos bajaban por mi pecho, como llegaban al borde de mi pantalón de pijama y bajaban. Quise darme la vuelta e impedir que siguieras, pero de repente me besaste en el cuello y me quede paralizado por un miedo intenso. ¿Qué eres eso que estaba sintiendo? Un beso tuyo me había hecho rozar el firmamento, fue sentir tus labios sobre mi piel y mi corazón dio un vuelco.

Separé los labios para pedirte que te detuvieras, pero solo salió de ellos un gemido incontrolado al sentir tus dedos sobre mi sexo. Eso te dio más fuerza y aferrando mi cintura con firmeza empezaste a frotarte contra mi espalda.

Quería que pararas, no me gustaba eso que me hacías…si, me gustaba… mi cabeza estaba dividida, sabía que entre hermanos no podíamos hacer esto que estábamos haciendo, pero…siempre estuve tan solo, nunca había estado antes con una chica ni con nadie y tú tocaste sitios prohibidos para ti, despertando algo en mi que siempre había estado dormido…

La pasión se apoderó de mi cuerpo, no le encuentro otra explicación. Hizo que me volviera en tus brazos y separara los labios esperando un beso en ellos que no se hizo de rogar. Tu aliento me rozó primero y luego fueron tus dulces labios que yo saboreé con los ojos abiertos.

Tus manos no se quedaban quietas, me hiciste echarme sobre tu cuerpo y separar las piernas, quedarme a horcajadas mientras te frotabas con insistencia…me faltaba el aliento, me estaba mareando por el beso…cerré los ojos cuando una mano tuya bajó los boxers que llevabas puesto y pude sentir tu dureza arañar mi estómago.

Quería parar, mi intención no era ir más allá de un beso pero no te pude detener. Sentiste mi duda y me hiciste rodar por a cama hasta dejarme debajo, entrando en mi cuerpo a pesar de la resistencia y el dolor que me causabas. Mis gritos y sollozos fueron ahogados en tu boca, mis manos trataban de detenerte, te arañaba el pecho pero tú sin inmutarte seguiste violándome…




Y no fue solo esa noche, cada vez que te metías en mi cama mancillabas mi cuerpo a pesar de las lagrimas. Yo te suplicaba que no lo hicieras mas, que entre hermano no nos podíamos amar, pero tu me ignorabas besando mis temblorosos labios mientras empezabas a desnudarme con tus manos. Cuando terminabas, siempre secabas mis mejillas de lágrimas, suplicándome que guardara silencio y por favor no llorara.

No sé como te deje seguir así año tras año, porque nunca halle las fuerzas necesarias para detenerte o el valor de contárselo a alguien. Pero… ¿qué iba a decir? ¿Qué me estaba acostando con mi propio hermano?

No, eso no era amor. Era una violación tras otra y yo sin poder hacer nada más que callar y esperar…esperar a encontrar las fuerzas necesarias y hacértelo pagar…


Hoy las halle. Tras un concierto en el que mi voz se quebró con un lamento al ver tu lujuriosa mirada recorriendo mi cuerpo de arriba abajo, al ver tu sonrisa en los labios mientras pensabas que esa noche entrarías en mi habitación de hotel una vez mas.

Pero fue diferente. No lo sabias, pero hacia tiempo que me había hecho con un arma. La tenía bajo la almohada, y cuando te sentí a mi lado me gire sin pensármelo y vacíe el cargador contra tu pecho…

Me levanté asustado por lo que había hecho, viendo mis manos teñidas de tu sangre caliente, la misma que corría por mis venas.

Escuche gritos en le pasillo del hotel, los disparos habían despertado a medio mundo y ya golpeaban la puerta de mi habitación con insistencia. Tenia el tiempo justo, eche una última mirada a la cama en la que yacías silencioso ante mí, con tus lágrimas surcando aun tus mejillas y una rara expresión en la cara. Pensarías, como era posible que el pequeño Bill hubiera podio levantar la mano contra su propio hermano…

-Por que dejé de serlo la primera vez que me besaste, Tom-susurré cerrando los ojos-Nunca dejaré de amarte como hermano, aunque no lo merezcas…

Levanté el arma, aún quedaba una bala que entró en mi sien derecha. Caí al suelo, las puertas se abrieron y todos descubrieron nuestro secreto.


Fuimos enterrados juntos, todos pensaron que al final esos montajes nuestros que corrían por Internet eran verdaderos y nos amábamos con toda nuestra alma, que nos fuimos juntos del mundo porque nadie comprendía nuestros sentimientos.

Nos enterraron juntos pensando que era nuestro último deseo, sin saber que yo…aún sigo muerto de miedo…

lunes, 15 de febrero de 2010

domingo, 14 de febrero de 2010

FOREVER NOW











Odiaba esa fecha en particular. ¡San Valentín! Si no tenía a nadie a su lado, era un día más. No como para su hermano, que a pesar de estar en medio de la gira y perdidos en la otra parte del mundo en un lujoso hotel, había conseguido una cita para esa noche.

Y no era un polvo rápido, como esos que solía echar cuando se subía a su habitación de hotel a una fan. No, esa noche iba a ser muy especial. Tenía reserva en un restaurante y luego la pensaba incluso llevar a bailar. Se lo estaba currando, a pesar de que tras esa noche no la volvería a ver.

Y eso era lo más raro, ¿para qué tanto trabajo? ¿Y qué le pasaba a la chica? ¿Le daba igual acostarse con un extraño? Aunque gracias a la fama que estaba cogiendo el grupo, eran más que conocidos. Pero él no pensaba lo mismo, quería que su primera vez fuera con alguien especial, que no fuera solo sexo sino amor verdadero....

-¡Bill!

El grito de su hermano le sacó de sus pensamientos. Parpadeó y miró a su alrededor. Se encontraban en el backstage, acababan de actuar en un programa especial que daban por San Valentín en el mismo París. La ciudad del amor, la llamaban... ¡que ridículo!

Él podía enamorarse incluso en la Patagonia, no tenía porque ir a un sitio determinado para hallar eso que tanto estaba buscando...

-Joder Bill, estás en babia...te pareces a Gustav-rió Tom dándole un codazo.

Miró a su hermano y le fulminó con la mirada. Y no fue el único, el batería del grupo gruñó y le mando a la mierda con un gesto de la mano.

-¿Qué quieres, pesado?-preguntó revolviéndose incómodo en su asiento.

Se le había sentado muy cerca, sentía su aliento rozarle el cuello...y miles de escalofríos que le recorrían el cuerpo...

-¿Tienes frío?-preguntó Tom al sentirle estremecer.

-No-murmuró Bill tratando de alejarse de él.

Pero Tom fue más rápido que él y antes de que se diera cuenta le había cogido una mano. La empezó a frotar entre las suyas para que entrara en calor.

-Estás temblando-notó Tom.

No le pudo contestar, solo morderse los labios que también le habían empezado a temblar. Se ponía muy nervioso cada vez que su hermano hacía eso. Un simple gesto que para él era de lo más normal...que hacía que le costara hasta respirar...

Soltó un gemido incontrolado que le hizo sonrojar de inmediato. Tiró de la mano y se soltó ante la mirada preocupada de su hermano.

-¿Te sientes bien?-preguntó Tom preocupado.

Asintió con al cabeza desviando la mirada mientras que se retorcía las manos, sintiendo en una de ellas el calor de su hermano.

-Estás de lo más raro....no sé si salir esta noche o mejor quedarme contigo por si acaso...-empezó a decir Tom.

-Me encuentro perfectamente bien-se apresuró a aclarar Bill-Y no puedes dejar plantada a esa chica solo porque creas que no me siento bien…

-Claro que puedo-dijo Tom con firmeza-Tú estás primero y una chica jamás se pondrá en medio.

Bill le miró sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas. Esa era una declaración en toda regla, o al menos eso le parecía a él... ¡qué bobada! Su hermano solo se preocupaba porque era su obligación, no porque sintiera algo por él...

Carraspeó y se puso en pie disimulando, cogiendo aire con fuerza para luego soltarlo en un suspiro prolongado.

-En serio, que no me pasa nada-logró decir tragándose las lágrimas-Estoy cansado, solo es eso.

A Tom no le quedó más remedio que aceptar sus palabras. Llevaban toda la semana de arriba abajo, metidos casi todo el día en el autobús yendo de ciudad en ciudad. No sabía como había sacado las fuerzas necesarias para pedir una cita en toda regla a la preciosa chica que vio desde la ventana del hotel. Fue verla y bajar volando, por así decirlo.

Habló con David que se encontraba en el hall del hotel en el que se hospedaban y él se al trajo. Se la llevó al bar del hotel para no llamar más la atención y quedaron en verse esa noche en la puerta del hotel. Le explicó que le gustaría celebrar el día de San Valentín con alguien especial y la chica aceptó al momento, sabiendo que la cosa terminaría en su cama pasadas unas horas...

-Te iba a pedir un favor, pero si estás tan cansado...-empezó a decir Tom.

-Pídeme lo que sea, sabes que a ti nunca te diría que no-se apresuró a decir Bill.

Tom sonrió y se levantó también. Era una cosa muy personal y no quería que lo escucharan sus compañeros. Gustav estaba con la mosca tras la oreja y no les quitaba los ojos de encima, tratando de pillar algo de la conversación que estaban manteniendo.

Georg por otro lado....estaba como siempre comiendo...

Tomó del codo a su hermano y se lo llevó a un rincón apartado.

-Es que...me da cosa pedírtelo, pero no puedo recurrir a nadie más-explicó Tom en voz baja.

Bill se le quedó mirando conteniendo el aliento, esperando a que le dijera algo más...

-Verás, he cogido una rosa para regalársela a esa chica con la que he quedado, y me gustaría que le escribieras una nota-pidió Tom casi suplicando.

-¿Una nota?-repitió Bill decepcionado.

-Pues sí, a ti se te da muy bien escribir, mostrar esos sentimientos que yo no puedo-murmuró Tom-Pero si me dices que no, lo entenderé...ya veré que me invento...

-Déjalo, te escribiré la nota-dijo Bill resoplando-Cuando lleguemos al hotel me encierro en la habitación y no salgo hasta que haya dado con las palabras adecuadas.

-¡Muchas gracias!-exclamó Tom sonriendo-Sabía que podía contar contigo.

Antes de que Bill se diera cuenta, su hermano le había abrazado con fuerza le besaba con toda naturalidad en la mejilla. Casi se cayó cuando le soltó...le vio empezar a dar saltitos por el backstage mientras reía y aplaudía ante la interrogativa mirada de Gustav y la indeferencia de Georg.

Sonrió al tiempo que se llevaba la mano a la mejilla y suspiraba. Su hermano le había besado...a escasos centímetros de los labios...

La voz de David le sacó de sus locos pensamientos. Un coche les esperaba a la salida con el motor en marcha. Recogieron sus cosas y se subieron a el rumbo al hotel.



Tenían la noche libre, había una fiesta pero nadie estaba con ganas de acudir a ella. Solo Tom había hecho planes y tenía una hora escasa para darse una ducha rápida y ponerse sus mejores galas.

Mientras, en la habitación de al lado Bill se devanaba el cerebro tratando de dar con las palabras adecuadas. No tendría porque serle tan difícil, solo serían unas frases tontas, la mejor manera de decirla a la chica que había escogido su hermano que tras la cena y el baile le iba a hacer el amor como a una perra en celo...

Vale, esas no eran precisamente las palabras adecuadas...

Pero no podía evitar odiarla, iba a tener la oportunidad de probar no solo los labios de su hermano, si no de compartir su cama y amarse bajo las sábanas...



Media hora después seguía en blanco. Tumbado boca abajo en la cama repasaba las notas que había tomado en la libreta que usaba para apuntar las canciones que se le ocurrían en un momento dado. Pero ninguna de las frases que había escrito le servirían a su hermano, se le habían ocurrido mientras pensaba en que estaba haciendo con su vida.

No podía pasarse otros 20 años suspirando por su hermano, debía aceptar que lo suyo era imposible y pasar página...o al menos intentarlo.

Se acomodó mejor en la cama y releyó su libreta en voz baja suspirando...

-"Olvídame tú, que yo no puedo"..."¿Por qué llorar por algo que nunca he tenido?"..."Odio quererte tanto, y que esto me haga tanto daño"...

Maldijo por lo alto y arrancando con furia la hoja de su libreta la hizo una bola y tiró al aire sin ver donde caía. Entonces escuchó que llamaban a la puerta y se levantó de la cama con pereza. Pasó por delante de un espejo y tardó un minuto en tratar de acomodar su rebelde pelo. Había estado dando vueltas y lo tenía todo despeinado.

Resopló por lo bajo, llevaba ya muy larga su melena. Quizás debería cortárselo un poco...volver a los orígenes, el pelo encrespado y un mechó tapándole una ceja...se lo pensaría, en esos momentos solo quería regresar a la cama y despertarse cuando ya fuera...navidad, por lo menos...

Abrió la puerta quedándose de piedra al ver a su hermano. Estaba realmente guapo, vestido todo de negro. Hacía tiempo que ya no usaba esas anchas sudaderas, en esos momentos vestía una camiseta de manga larga negra, pantalones del mismo color y playeras. Llevaba un abrigo tres cuarto de lana gris con los cuellos negros, y un pañuelo negro ocultaba sus nuevas trenzas morenas.

No pudo evitar echarle un buen repaso de arriba abajo suspirando... Sin pasar por alto la rosa roja que llevaba en una mano…

-¿Qué? ¿Estoy o no estoy guapo?-preguntó Tom sonriendo para "placer" de su hermano.

Bill asintió de inmediato, era imposible decir que iba hecho un adefesio. Desde que sacaron a la venta su disco nuevo, todos habían cambiado el estilo de vestir. Casi le dio un infarto cuando un buen día su hermano le pidió que le acompañara a la peluquería. Quería renovar su peinado, y él le sugirió que se tiñera también de moreno.

Lo que no se imaginaba era que desaparecían sus largas rastas, cambiándolas por esas trencitas que en esos momentos llevaba, y que tan bien le quedaban....

-Joder Bill, me estás volviendo a preocupar-saltó Tom sacándole de sus pensamientos-Te quedas en silencio con la mirada perdida... ¿te has dado un golpe o algo?

Sacudió la cabeza negando mientras pensaba en una buena excusa, que no fuera "todo esto es culpa tuya, por mirarme de esa manera, por besarme en la mejilla...por hacer que piense en ti como no debiera..."

-Eh....llevo media hora tratando de redactar tu nota, estoy algo atontado-musitó forzando una sonrisa.

-¡La nota! ¿La has terminado?-preguntó Tom muy ansioso.

-Verás...me he puesto pero no me ha salido nada, lo siento-le dijo la verdad.

-¿No te ha salido nada?-repitió Tom extrañado.

Se quedó mirando a su hermano de arriba abajo frunciendo el ceño. Se le veía muy cansado y con el pelo alborotado. Era culpa suya, le tendría que haber dejado descansar en vez de encargarle esa tonta tarea que podría hacer él con los ojos cerrados.

-No pasa nada, de verdad-dijo cogiendo a su hermano del brazo-Se te ve cansado, lo mejor es que te vas a la cama. Mañana te cuento que tal lo he pasado.

Bill se dejó llevar suspirando. Si, encima se lo iba a restregar por la cara...

-Venga, ponte el pijama mientras te abro la cama-empezó a decir Tom soltándolo.

Rodeó la cama y se inclinó a recoger del suelo una bola de papel. Podía ver la letra de su hermano y eso fue lo que le hizo abrirla y leerla en voz alta.

-"Olvídame tú, que yo no puedo..."

-¡Tom!-gritó Bill al escucharlo-Eso es personal, dámelo.

Pero para cuando quiso llegar a su lado, Tom ya había leído del todo la nota y le miraba extrañado.

-¿De quién estás enamorado?-preguntó con un hilo de voz.

Bill se le quedó mirando mordiéndose los labios. Tenia que inventarse una buena excusa, y rápida.

-¿Yo? ¡De nadie! Solo eran ideas para unas canciones, nada más-susurró sonrojándose sin poder evitarlo.

-No sé yo sin creerte, llevas unos días de lo más raro...

-Haz lo que te dé la gana, yo me marcho-cortó Bill dando media vuelta.

-¿Qué te vas? ¿A dónde?-preguntó Tom saliendo tras él.

-Donde sea, es San Valentín y David habló de una fiesta. Iré a pasármelo bien yo solo-dijo sin mucha convicción.

Salió al pasillo con su hermano pegado a los talones. Caminó con rapidez mientras sentía que los ojos se le llenaban de lágrimas. Debía ser fuerte, aguantar unos minutos más y en cuanto hubiera dado esquinazo a su hermano podría romper a llorar con libertad.

Por suerte, el ascensor estaba en su planta y entró en el pulsando el botón del hall. Antes de que se cerrasen las puertas, su hermano se coló y le arrinconó.

-Tú no vas a ningún lado-dijo Tom con firmeza.

-Porque tú lo digas-se encaró Bill.

-Mírate, despeinado, sin cazadora, móvil o cartera-señaló Tom.

Maldijo por lo bajo, no se le escapaba ni una a su hermano.

-Estoy perfecto, no hace frío y ya me invitaran a algo-contestó mirándole desafiantemente.

Pero Tom no se lo tragó, no pensaba salir del ascensor sin averiguar que demonios el pasaba a su hermano. Tenía que pensar con rapidez, estaban a punto de llegar al hall del hotel y una vez allí no le podría retener.

No se lo pensó dos veces, y alzando una mano pulsó el stop. Al momento el ascensor se paró entre dos plantas y la luz se apagó.

-¿Eres idiota o qué?-gritó Bill dándole un empujón.

Llegó hasta el mando del ascensor y pulsó el botón de la planta baja una y otra vez sin obtener ningún resultado. Estaban atrapados...

-Estarás contento, ahora a saber cuando demonios nos sacan de aquí-gritó de nuevo Bill.

-Mientras tanto, podremos hablar un rato-dijo Tom con firmeza.

Le vio negar con la cabeza, pero eso no le iba a detener. Dio un paso al frente obligándole a retroceder hasta que su espalda dio con la pared. Puso ambas manos a los lados de su cabeza y se inclinó sobre él.

-Dime que te pasa-exigió.

-No-se negó en rotundo Bill.

Tom resopló, echándole el aliento sin poder evitarlo, haciendo que un mechón de su rebelde pelo volara hasta su cara y le hiciera cosquillas en la nariz. Aspiró hondo sin poder evitarlo, sonriendo cuando le llegó el aroma del champú que usaba su hermano.

-Que bien hueles-murmuró sin poder evitarlo.

Bill sintió que se le paralizaba el corazón. Trataba de no respirar, teniendo tan cerca los labios de su hermano, a escasos centímetros de los suyos, su imaginación ya volaba y se los imaginaba recorriéndole el cuello hacia arriba, dejando tras de si un rastro de húmedos besos hasta que encontraran sus labios y empezara a besarlo suspirando...

-Dímelo, por favor-insistió en voz baja Tom a la vez que se le acercaba.

No podía pensar con claridad, le tenía cada vez más cerca…sentía su aliento rozarle los labios y hacer que su mente le jugara una mala pasada, imaginándoselos a los dos ya haciendo el amor bajo las sábanas…

-Esto…esto es ridículo-murmuró desviando la mirada.

Peor Tom no se lo permitió, puso un dedo bajo su barbilla y le hico alzar la cara mientras se le acercaba…

Bill le veía acercarse y su único pensamiento “coherente” era que l iba a dar un beso en los labios…pero resopló resignado cuando su hermano pasó d largo y se le acercó al oído todo lo que pudo.

-Ahora estamos solo y no nos oye nada…dímelo bien bajito…-le susurró Tom al oído.

-¿Lo qué?-susurró Bill a su vez.

-Tu más profundo secreto….dime a quien amas en secreto-susurró Tom de nuevo.

Bill asintió con la cabeza y cerró los ojos. Cogió aire profundamente y lo soltó en un hondo gemido.

-A ti…-dijo muy bajito.

Tom se puso tenso de inmediato. No se esperaba para nada esa respuesta de su hermano. Ladeó la cara y se le quedó mirando con la frente arrugada, tal vez estaba bromeando para que le soltara…

-¿Cómo dices?-preguntó esbozando una dulce sonrisa.

Bill cogió aire de nuevo, a veces no le salían las palabras adecuadas y era necesario recurrir a un simple gesto…como un beso…

Levantó las manos que hasta entonces había mantenido bien pegadas al cuerpo y tomó entre ellas las mejillas de su hermano, acercándole a sus labios y besándole con suavidad en los suyos.

Tom se separó de inmediato y se le quedó mirando pasándose el dorso de la mano por los labios. Bajó la mirada mientras trataba de pensar en algo, viendo el suelo y toda ajada la rosa que en algún momento se le había caído de las manos.

Se inclinó a por ella pensando que nada más salir de allí iría directa a una papelera, no estaba ya para regalársela a esa chica que había escogido para pasar esa noche tan especial.

-¿T-tom…?-llamó Bill en un susurro.

-Pronto nos sacarán de aquí-dijo Tom como si no hubiera pasado nada-Tú podrás subirte a dormir y yo pasaré una velada agradable con una chica muy guapa.

-Lo he estropeado todo, ¿verdad?-preguntó Bill rompiendo a llorar.

Tom maldijo por lo bajo, odiaba ver llorar a su hermano…más si él se lo había provocado. Mandó al infierno la confusión que sentía en esos momentos y se apresuró a estrecharle en sus brazos y consolarlo.

-No llores Bill, no ha pasado nada-susurró besándole el pelo.

-Te he besado….porque me preguntaste a quien amaba en secreto…eres tú y no puedo evitarlo…siento mucho ser tan malo…-sollozó Bill enterrando la cara en el cuello de su hermano.

Tom le estrechó con más fuerza en sus brazos mientras le pasaba las manos por la espalda, sintiendo como su cuerpo se estremecía por los sollozos incontrolados. Cerró los ojos y aspiró hondo, respirando el dulce aroma de su hermano…

¡Claro que no era malo! Era lo mejor que le había pasado, tenerle como hermano, como su otra mitad…su alma gemela… ¿por qué les torturaba el destino de esa manera? Su hermano solo buscaba alguien especial con el que pasar el resto de su vida, y tenía que ser precisamente él.

Pero eso no podía ser, eran hermanos y estaba prohibido…pero entonces, ¿por qué sentía en sus labios aún el sabor de su hermano? ¿Por qué se relamía y suspiraba deseando volver a ser besado?

“Por que yo también te amo”-se contestó a si mismo suspirando.

Abrió los ojos y esbozó una sonrisa. Se separó lo necesario para hacer que levantara la cara su hermano y entonces fue él quien se apoderó de sus labios.

-¿Qué…?-logró susurra Bill tras el breve beso.

-Te amo-contestó Tom suspirando.

-No tienes porque hacerlo para que deje de llorar…tranquilo, se me pasará y nunca más te volveré a molestar-dijo Bill tratando de alejarse.

Pero Tom no se lo permitió, caminó con él y le volvió a acorralar contra la pared del ascensor. Se le volvió a acercar hasta echarle su cálido aliento en sus labios que su hermano respiró sin poder evitarlo.

-¿No me sientes…cuando respiras?-preguntó Tom susurrando.

Le vio asentir con los ojos cerrados, y aprovechó para volver a besarlo en los labios…

-¿No me sientes cuando no hay nadie….aquí, en tus brazos?-siguió preguntando.

Bill soltó un sollozo descontrolado y Tom volvió a besarlo, esa vez más profundamente. Le hizo abrir los ojos y aferrarse a su cuerpo mientras sus lenguas se frotaban y el ascensor se llenó enseguida de sus gemidos y jadeos….


Media hora más tarde eran rescatados por los empleados del hotel. David estaba con ellos y les miraba con gesto preocupado.

-Menudo susto me habéis dado-los riñó sin poderse contener.

-El ascensor se paró de repente, no fue culpa nuestra-mintió Tom con todo descaro.

-Lo sé…lo sé…lo siento, pero estaba ya de los nervios-se disculpó David.

-Más lo ha de sentir Tom-intervino Gustav, de pies al lado del productor-La chica con la que había quedado se cansó de esperar y se aprovechó Georg, dijo que estaría mal dejarla tirada en una noche tan especial y desperdiciar la reserva del restaurante.

-Pues que le aproveche-murmuró Tom encogiéndose de hombros.

-Te has quedado sin celebrar San Valentín-siguió picando Gustav.

-No hace falta esperar a una fecha especial para pasar una agradable velada, y créeme…esta noche si que ha sido especial-dijo Tom guiñando un ojo a su callado hermano.


David y Gustav se miraron sin entender, pero ninguno de los hermanos les dio una explicación. Entraron en el ascensor los cuatro y subieron a la planta en donde estaban sus habitaciones. Cada uno se dirigió a la suya y Tom le deseo buenas noches a su hermano antes de entrar y cerrar la puerta.

Bill suspiró resignado y le imitó. Cerró él también la puerta y se dispuso a meterse en la cama y soñar con lo que había pasado esa noche, esos besos robados que se habían dado estando encerrados….



Llevaba ya unos minutos acostado cuando escuchó que llamaban a la puerta. Se levantó con pesadez mientras que se acomodaba el pantalón de pijama que llevaba y la camiseta que usaba para dormir.

Abrió la puerta y se extrañó al no ver a nadie. Iba a cerrar cuando algo en el suelo llamó su atención y se inclinó a recogerlo. Entró de nuevo en su habitación y se sentó en al cama mientras dejaba sobre su regazo una rosa roja algo espachurrada y leía la nota que llevaba….

Suspiró al tiempo que le bajaba una lágrima por la mejilla. Se llevó la rosa ala nariz y aspiró muy hondo a la vez que sonreía. Se tumbó en la cama de espaldas y se quedó dormido pensando en esas palabras que su hermano le dedicaba…

“No puedo olvidarte…no llores porque ya me tienes…no odies quererme tanto, porque yo también te amo…”

viernes, 20 de noviembre de 2009

Noise

Make some noise
Here and now
Noise
To the world, noise
All the things you believe in, noise
Let me hear you, noise…






Un concierto más que se terminaba, y una vez más regresaban al apartamento muy satisfechos. Cada vez que salían al escenario sentían como las fans vibraban con cada canción que ellos cantaban, coreando los coros, gritando emocionadas cuando les prometían una más.

Esa noche le costó cantar la canción del final. Estaba muy nervioso porque sabía lo que iba a venir a continuación una vez estuviera en su habitación solo. Como ya iba siendo una costumbre en los últimos meses, se metería en la cama a esperar. Cerraría los ojos y escucharía como su hermano entraba sigilosamente en su habitación, se acostaba en la cama a su lado y le hacía el amor bajo las sábanas.

Llevaban unos meses de incestuosa relación, pero no les importaba nada. Se amaban, no podían ni querían evitarlo. Pero a él aún le seguía costando….

Eso de estar a escasos metros de las habitaciones de sus compañeros, pensar que si se le escapaba un grito sería escuchado…. Por eso iba con mucho cuidado, cada vez que sentía que iba a llegar al orgasmo se mordía los labios gimiendo solo por lo bajo.

Y eso era lo que desesperaba a su hermano. Creía que con él no disfrutaba, que no sentía nada de placer al verle tan concentrado pensando solo en no ser escuchado. Le suplicaba una y otra vez que se dejara llevar, que hiciera algún ruido solo para él…

Y esa noche sería igual. Irían directos al apartamento y su hermano querría que gritara solo para él…




-Vamos Bill, muévete.

La voz de Gustav le sacó de sus tormentosos pensamientos. Estaba parado en mitad de la puerta mientras esperaban a que llegara el coche que les iba a llevar a casa y sus compañeros estaban detrás de él esperando a que se moviera de una vez.

Carraspeó y subiéndose el cuello de la cazadora salió al exterior. Un grupo de fans les esperaban para ser fotografiadas con ellos o conseguir su autógrafo como recuerdo.

Les dedicaron unos minutos sonriendo cada vez más satisfechos. Fueran donde fueran levantaban pasiones y atendían encantados a sus miles de fans.

David les dejó estar con ellas 15 minutos. Al día siguiente tenían una sesión de fotos y les quería descansados para no salir con ojeras. Tras mirar su reloj les pidió amablemente que se metieran en el coche para disgusto de las fans, que querían que se quedasen un minuto más.

Se despidieron de ellas y tras coger los regalos que les habían dado se metieron en el coche sonriendo. La mayoría de ellos eran cartas y peluches que tras seleccionar y quedarse con los que más les gustaban, donarían el resto a una ONG infantil con la que colaboraban desde que se hicieron famosos.







Dos horas después ya estaban en la cocina del apartamento tomando un vaso de leche caliente y comiendo algunos dulces.

-Si sigo así, mañana saldré gordo en todas las fotos-bromeó Bill tras su cuarta magdalena.

Tom le guiñó un ojo como contestación. Su hermano no estaba para nada gordo, él le veía sexy se pusiera lo que se pusiera…más si no se ponía nada…

-Pues entonces a la cama-dijo Gustav como si nada.

Bill se atragantó al escucharle. Empezó a toser y se puso de pie en busca de un vaso de agua que se bebió con los ojos llenos de lágrimas.

-¿He dicho algo malo?-preguntó Gustav mirando al guitarrista.

-Nada, es que Bill no sabe comer despacio-contestó Tom, haciendo que su hermano se atragantara de nuevo.

Sonrió sin poder evitarlo. Cada noche que le hacía el amor a su hermano, le veía la prisa por terminar en sus ojos velados. Como no paraba de acariciarle hasta excitarle y una vez en su cuerpo se movía con apremio para que se derramase dentro y poder terminar así con su silenciosa tortura.




Y esa noche fue igual. Tras despedirse de sus compañeros hasta el día siguiente, cada uno entró en su habitación. Tras acomodarse sus trenzas mirándose en el espejo, Tom sonrió sin poder evitarlo. Se estaba volviendo muy coqueto…

Dejó de mirarse al espejo y cogió el móvil ara ver que hora era. Su hermano ya llevaba 15 minutos esperándole medio desnudo en su cama, y él no quería que se le durmiera. El día había sido largo y agotador, pero reuniría las fuerzas necesarias para poder hacerle una vez más el amor.

Salió de su habitación con sigilo, a sus amigos no les extrañaría que entrara en la de su hermano aunque fuera a altas horas de la madrugada. Sabían que estaban muy unidos…aunque no sabían hasta donde…

Caminó descalzo por el pasillo y se coló en la habitación de su hermano. Se apoyó en la puerta cerrándola con la espalda, escuchándole suspirar en la cama. Camino de ella se deshizo de los boxers que llevaba y no tuvo más que levantar una esquina de la sábana y sentir el calor que despedía su hermano.

Se acostó a su lado, abrazándole por la espalda, dejando la cabeza en su hombro apoyada y suspirando contra su cuello.

-Te he echado de menos-susurró suspirando de nuevo.

Le sintió girarse al momento, sonriéndole mientras le atraía a su cuerpo. Antes de que pudiera decir nada, sus labios se vieron apoderados de los de su hermano y solo pudo gemir contra ellos al sentir sus manos yendo más abajo.

Le siguió besando mientras rodaba por la cama y se acostaba sobre su cuerpo, entre las piernas alzadas de su hermano. Iba directo al grano, no quería perder tiempo porque estaba ya muy excitado…

Y con miedo, de ahí su urgencia.

Una de sus manos no paraba de masajearle la entrepierna mientras que alzaba las caderas y se frotaba contra la tela que aún les separaba. Bajó él mismo una de sus manos y cuando le sintió alzar más las caderas, tomó sus boxers y los deslizó por sus piernas.

Se los quitó gruñendo contra sus labios y sacando una mano por una esquina de las sábanas, los lanzó bien lejos. Sintió como su hermano se acomodaba mejor bajo su cuerpo, alzando las caderas de nuevo, rogándole que entrara y le hiciera sentir completo.

No se hizo de rogar, dirigió su erección hacia su entrada y con una suave embestida entró en su cálido cuerpo. Empezó a embestirle con suavidad, separando los labios para poder respirar, viendo como su hermano se mordía los suyos para atrapar así cualquier tímido gemido.

Se quedó quieto en su cuerpo, esperando a que abriera los ojos y le mirase. Pero su hermano se mantenía terco en sus treces. Con las manos le urgía que se moviera, llevándolas a sus nalgas y empujándole en ellas.

-Bill….espera…-jadeó Tom con esfuerzo.

Esperó hasta que al fin abrió los ojos y le miró, con el deseo brillando en ellos.

-Tom….por favor….-le suplicó Bill con un hilo de voz.

-No, así no….quiero que disfrutes….

-Ya lo hago….muévete, por favor…

Tom no pudo más que obedecerle, comenzando a embestirle nuevamente. Cada vez que llegaba a lo más profundo del cuerpo de su hermano, le veía contener el aliento para luego expulsarlo estremeciéndose.

Se sentía a punto de terminar, pero no podía hasta que su hermano lo hiciera con él. Bajó una mano y comenzó a acariciarle esa erección que sentía contra su estómago, pero…

-Déjalo, no importa-susurró Bill con esfuerzo.

-Si que importa. Quiero que me digas lo que quieres que te haga, escuchar de tus labios un grito…algo que me demuestre que te estoy dando placer y no….

Dejó la frase a medias de terminar, un solo pensamiento pasaba por su alocada mente…

“Y no que te estoy violando salvajemente”

Porque eso era lo que parecía. Su hermano mordiéndose los labios para no gritar y él gimiendo y jadeando por lo bien que se lo estaba pasando.

-Déjame oír tu voz-le suplicó.

Pero Bill negó con la cabeza. Alzó más las caderas e hizo que su hermano se derramara en su interior.

Jadeando por el esfuerzo, Tom se dejó caer sobre su agitado pecho. Cuando hubo recuperado el aliento, salió de su cuerpo y se le quedó mirando desde arriba. Suspiró al verle con los ojos cerrados y muy concentrado, esperando a que se le bajara esa erección que le había provocado.

Resopló resignado y levantando una mano le apartó un mechón de la cara.

-¿Has disfrutado?-preguntó muy preocupado.

Le vio asentir con la cabeza antes de pasarse la lengua por los labios y suspirar.

-Bill, esto se tiene que terminar-empezó a decir Tom my serio-Si te quedas callado, no sé si disfrutas de lo que te hago….

-Siento mucho placer-le cortó Bill de nuevo suspirando.

-¡Pues grita, joder!-estalló Tom sin poderse contener.

Esa vez fue él quien se mordió los labios. No quería gritarle así a su hermano, pero a veces le sacaba de quicio con sus remilgos. Se levantó de encima de él y salió de la cama. Anduvo desnudo por la habitación hasta que dio con sus boxers tirados en un rincón y se los puso con rapidez. Abrió la puerta de la habitación y salió sin decir nada.

Regresó a su cama y se tumbo de espaldas, maldiciendo por lo bajo. No le estaba pidiendo demasiado, solo que se dejara llevar…y disfrutara….






Cuando amaneció, seguía en la cama y sin haber podido dormir nada. Cogió el móvil y vio que solo eran las 8 de la mañana, pero aún así decidió levantarse y ducharse. Cuando bajó a la cocina, no se extrañó de ver a Gustav desayunando y también duchado.

-Buenos días-murmuró entre dientes.

-No lo parecen-dijo Gustav al escuchar su enfado-¿Pasa algo?

-Bill, es…tan complicado-estalló Tom sentándose a su lado.

-¿Os habéis peleado?-pregunto Gustav resoplando.

Tom pasó de contestarle. Si abría la boca podía decir algo que no debiera, como que su hermano se cortaba cada vez que tenía un orgasmo, que prefería quedarse a medias antes de que alguien le oyera….

-Haced las paces, no estéis de morros estos días que tenemos libres-le suplicó Gustav.

Tom le miró sin comprender hasta que se acordó. David había sido muy generoso de darles tres días libres tras el largo concierto de la noche anterior. ¡Genial! Tres días metidos en casa mirándose con el deseo brillando en los ojos, sintiendo ganas de tocarse y no poder hacerlo porque sus amigos estaban mirando….

-Mira, te propongo un plan-siguió diciendo Gustav-Esta tarde me llevó a Georg con cualquier excusa y tú y Bill podéis hablar con más tranquilidad.

¿Dejarles el apartamento para ellos dos solos? No pudo más que sonreír y asentir con la cabeza. Esa tarde vaya que si haría gritar a su hermano, hasta dejarlo afónico….

Pero su hermano tenía otros planes…




-¿Qué te vas de compras?-preguntó Tom a gritos.

Bill le miró y asintió en silencio. No le apetecía quedarse en casa tras lo ocurrido la noche anterior, se ducharía, se iría a ver tiendas y se relajaría teniendo la mente ocupada en otra cosa que no fuera su amado hermano.

-Gustav y Georg se van, tendremos el apartamento para los dos solos y podremos hacer todo el ruido que queramos-explicó Tom en voz baja.

-¿No se te habrá ocurrido pedírselo, así de directo?-preguntó Bill con miedo.

-No, Gustav cree que estamos enfadados y quiere que hagamos las paces sin nadie que nos moleste…. ¿las hacemos?-preguntó Tom alzando una ceja.

-Eres incorregible-murmuró Bill pasando por su lado.

-¿Eso es un sí o que demonios es?-gritó Tom ya desesperado.

Pero no obtuvo respuesta, su hermano había echado a correr escaleras arriba y él estaba hablando a la pared de enfrente. Solo le quedaba una salida…tomarle a la fuerza…bueno, casi. Podía esperar a que sus amigos se fueran y convencerle de la mejor de las maneras…

Pero… ¿y si sus amigos volvían pronto? Les podían pillar en medio de…y entonces su hermano no querría que le volviera a tocar nunca más. Nada, le quedaba inventarse un buen plan….




Esperó hasta la hora de comer. Estaban solos los tres, su hermano se excusó diciendo que tenía que ducharse antes y estaba encerrado en el baño.

-¿Y bien? ¿Lo vais a hacer?-preguntó Gustav una vez terminado de comer.

Casi se atragantó al escucharle. Dejó sobre la mesa el vaso que se había llevado a los labios y miró a su amigo limpiándose a una servilleta. ¿Hacer? ¿El qué?

-¿Haréis las paces?-aclaró Gustav, como si le hubiera leído el pensamiento.

-Me temo que Bill se va de compras-contestó Tom suspirando.

-Pues acompáñale, no dejes escapar esta oportunidad-le animó Gustav.

-Paso, se tira una hora para elegir un maldito cinturón-se negó Tom cruzándose de brazos.

-Déjalo, no insistas Gustav-intervino Georg-Los dos son igual de cabezotas, si no quieren hacer las paces allá ellos.

-Es verdad-asintió Gustav-Os dejamos el apartamento dos horas, os podéis matar si queréis, allá vosotros.

Se pusieron en marcha dispuestos a salir, pero Tom les detuvo. Se le acababa de pasar una descabellada idea por la cabeza.

-Chicos, por favor esperad-les suplicó.

Georg y Gustav se volvieron dispuesto a escuchar, el tono empleado por su amigo era de verdadera angustia.

-Si os cuento lo que nos pasa, prometedme que no le diréis a Bill ni una palabra-les exigió Tom ya desesperado.

Vio como sus amigos asentían y cogiendo aire se dispuso a contarles una gran mentira…o media…

-Soy gay-dijo sin aliento.

-¿Qué eres…qué?-gritó Georg sin poderlo evitar.

Gustav se apresuró a darle un codazo para que se callara.

-Ese es mi gran secreto. Bill no lo sabe y no sé como decírselo-siguió mintiendo Tom-El caso es que prefiero que se vaya de compras ahora y aprovechar estas dos horas para….bueno, para verme con alguien.

-Claro, lo comprendemos-murmuró Georg.

-¿Por eso os habéis peleado?-preguntó Gustav.

-Bill sabe que me pasa algo que no le quiero contar, ya sabéis como se pone de pesado a veces. Por eso discutimos todo el rato, solo necesito tiempo y cuando halle las palabras necesarias le contaré todo lo que quiera saber.

-No te preocupes, no diremos nada-dijo Gustav con firmeza.

Georg asintió y viendo que no había nada más que decir, salieron del apartamento deseándole suerte a su compañero.

-La voy a necesitar-murmuró Tom cerrando la puerta de la calle.

Echó a correr escaleras arriba a tiempo de ver como su hermano salía del baño tras haberse duchado. Solo llevaba una minúscula toalla ajustada a su estrecha cintura y no se lo pensó dos veces. Corrió más deprisa y antes de que le cerrara la puerta en las narices ya le estaba cogiendo por las caderas dejando caer la toalla.

-¡Tom! ¿Qué demonios te pasa?-susurró Bill mirando la puerta de su habitación abierta.

-Los chicos se han ido y tú….tú me debes un grito-murmuró Tom muy serio.

Vio que su hermano se negaba en rotundo, pero se encogió de hombros y poniendo un pie tras el de su hermano le hizo la zancadilla, cogiéndole por la cintura para que no se golpeara al caer al suelo.

-Auch!!!-gimió Bill cuando se vio tirado en el suelo.

Tom se movió con rapidez, se tumbó encima de él y sus manos ya cogieron su entrepierna, comenzando a masajeársela con rapidez antes de que su hermano pudiera pensar con claridad.

-Tom….no, para….no me apetece…-protestaba Bill sin dejar de retorcerse.

Pero Tom no paró. Su cuerpo reaccionaba como él esperaba y bajando por él llegó a su estómago, que besó dando pequeñas lamidas antes de ir más abajo y separando los labios empezó a lamer el miembro de su hermano.

Eso le terminó de convencer. Le sintió ponerse tenso unos segundos, soltar el aire retenido en un hondo gemido y poco a poco comenzar a jadear. Empezó a succionar con más fuerza hasta que los jadeos de su hermano se transformaron en pequeños gritos que fueron subiendo de tono cada vez más.

Sin soltar su presa, llevó sus manos a sus pantalones y desabrochó hasta sacar esa erección que se apretaba contra la dura tela. Se acomodó mejor entre las piernas de su hermano y solo entonces separó lo labios para alzarle las caderas y entrar en su cuerpo con una fuerte embestida.

Allí fue cuando su hermano gritó de verdad. No se lo esperaba, estaba perdido en las oleadas de placer que le recorrían por dentro. Alzó más las caderas y sabiendo que no había nadie más en el apartamento, se dejó llevar.

Separó los labios y sus gemidos fueron sustituidos por gritos que lanzaba cada vez que sentía como su hermano entraba de nuevo en su tembloroso cuerpo. Abrió los ojos, que no supo cuando había cerrado, y vio la amplia sonrisa de satisfacción que lucía su hermano.

-Eso es….haz ruido para mi…déjame oír tu voz…-susurraba Tom con cada embestida.

Bill sonrió y gritó todo lo que pudo cuando le sintió derramarse en su interior, haciendo él lo propio contra el estómago de su hermano cuando por fin alcanzó su deseado orgasmo.

Tom rió con ganas y se dejó caer sobre el agitado pecho de su hermano, tratando de recuperar el aliento mientras que le escuchaba gemir todavía en voz alta….






-Vamos, que nos van a pillar-susurró Gustav.

Georg asintió y se dio prisa. Se había dejado olvidadas las gafas de sol en la cocina y habían tenido que regresar al apartamento. Nada más entrar por la puerta un grito les llamó la atención. Se miraron y sonrieron, Tom ya estaba con su visita especial.

Se dieron prisa en coger lo que habían venido a buscar y salieron pitando del apartamento.

-Vaya con Tom, ¡quién lo iba a decir!-dijo Georg riendo una vez en la calle-¿Con quien crees que estará?

-El caso es…-empezó a decir Gustav arrugando la frente-Que me suena la voz del otro chico…pero no sé de que…

Georg se encogió de hombros y siguieron caminando como si nada, ajenos a los ruidos que se escuchaban en su apartamento….







Tokio´s Life

lunes, 9 de noviembre de 2009

El extraño bis a bis entre la rubia de Tokio Hotel y Bill Kaulitz


Pasaron 20 minutos en el asiento trasero de un coche tras los MTV Europeos








Bill Kauitz (20), líder de la banda Tokio Hotel, protagonizó un extraño bis a bis con una chica rubia tras su participación en los MTV European Music Awards de Berlín, donde consiguieron el premio a Mejor Grupo. ¿Qué ocurrió en realidad?

Según informa el diario ‘Bild’, cuando la gala terminó, la mayor parte de los premiados y los asistentes iniciaron su éxodo hacia el aeropuerto de Tempelhof. Menos Bill Kaulitz, de Tokio Hotel. Bien entrada la noche, pudo verse a la estrella alemana irse directamente al asiento trasero de un coche oficial de la gala junto a una hermosa rubia. El encuentro duró unos 20 minutos.

Tras ello, Bill Kaulitz apareció sin maquillaje pero con el pelo perfectamente peinado. ¿Qué pasó? Pues que el líder de Tokio Hotel se puso en las manos de la esteticista oficial del grupo para acudir arreglado a la fiesta de después de la gala.

Ella se llama Natalie Franz, tiene 33 años y es ucraniana. Esta ex modelo es una de las grandes responsables de la estética de Tokio Hotel. Bill Kaulitz, que últimamente se vio salpicado por rumores sobre su anorexia, la llama “mi mejor amiga”.